lunes, 16 de julio de 2018

Nuestra Señora del Carmen


Nuestra Señora del Carmen

El escapulario


El Escapulario. Un signo Mariano

Uno de los signos de la tradición de la Iglesia, desde hace siete siglos, es el Escapulario de la Virgen del Carmen. Es un signo aprobado por la Iglesia y aceptado por la Orden del Carmen como manifestación externa de amor a María, de confianza filial en ella y como compromiso de imitar su vida.

La palabra "escapulario" indica un vestido superpuesto, que llevaban los monjes durante el trabajo manual. Con el tiempo se le fue dando un sentido simbólico: el de llevar la cruz de cada día, como discípulos y seguidores de Jesús.

En algunas Órdenes religiosas, como en el Carmelo, el Escapulario se convirtió también en signo de su manera de ser y de vivir.


El valor y el sentido del Escapulario

El Escapulario hunde sus raíces en la tradición de la Orden que lo ha interpretado como signo de protección materna de María. Representa el compromiso de seguir a Jesús, como María, el modelo perfecto de todo discípulo de Cristo. Este compromiso tiene su origen en el bautismo que nos transforma en hijos de Dios.

El Escapulario es un símbolo de la protección de la Madre de Dios a sus devotos y un signo de su consagración a María. Nos lo dio La Santísima Virgen. Se lo entregó al General de la Orden del Carmen, San Simón Stock, según la tradición el 16 de julio de 1251, con estas palabras: «Toma este hábito, el que muera con él no padecerá el fuego eterno».

Alude a este hecho el Papa Pío XII cuando dice: «No se trata de un asunto de poca importancia, sino de la consecución de la vida eterna en virtud de la promesa hecha, según la tradición, por la Santísima Virgen».

Privilegio sabatino

También reconocida por Pío XII, existe la tradición de que la Virgen, a los que mueran con el Santo Escapulario y expían en el Purgatorio sus culpas, con su intercesión hará que alcancen la patria celestial lo antes posible o, a más tardar, el sábado siguiente a su muerte.

Resumen de las promesas

1. Morir en gracia de Dios.
2. Salir del Purgatorio lo antes posible.

Alcanzar estas promesas supone siempre el esfuerzo personal colaborando con la gracia de Dios. Nos lo enseña con toda claridad el Concilio Vaticano II: «La verdadera devoción... procede de la fe auténtica, que nos induce a reconocer la excelencia de la Madre de Dios, que nos impulsa a un amor filial hacia nuestra Madre y a la imitación de sus virtudes».

El que recibe el Escapulario es admitido en la familia de la Madre de Dios y de la Orden Carmelitana. Por ello participa de los privilegios, gracias e indulgencias que los Sumos Pontífices han concedido a la Orden del Carmen. Se beneficia, además, de los méritos, de las penitencias y de las oraciones que se hacen en todo el Carmelo.

Señala el Papa Pablo VI: «Creemos que entre estas formas de piedad mariana deben contarse expresamente el Rosario y el uso devoto del ESCAPULARIO DEL CARMEN». Y añade tomando las afirmaciones de Pío XII: «Esta última práctica, por su misma sencillez y adaptación a cualquier mentalidad, ha conseguido amplia difusión entre los fieles con inmenso fruto espiritual».

También destaca entre las más antiguas formas de culto, especial y necesario a María Santísima, que cooperan a que «al ser honrada la Madre, sea mejor conocido, amado, glorificado el Hijo, y que, a la vez, sean mejor cumplidos sus mandarnientos» (L.G. 66). La celebración de la Virgen del Carmen el 16 de julio está entre las fiestas «que hoy, por la difusión alcanzada, pueden considerarse verdaderamente eclesiales» (Marialis Cultus 8). «Este culto se convierte en camino a Cristo, fuente y centro de la comunión eclesiástica» (M. C. 32).

Este don de la Virgen es signo de las muchas gracias que puede ella conceder, como consecuencia de su privilegiada e íntima participación en la historia de la salvación.

Normas prácticas

El escapulario es impuesto por un sacerdote, exige un compromiso cristiano auténtico: vivir de acuerdo con las enseñanzas del evangelio, recibir los sacramentos y profesar una devoción especial a la Santísima Virgen que se expresa, al menos, con la recitación cotidiana de tres avemarías.


Compromiso

Vida mariana. Es decir: vivir en obsequio de Jesucristo y de su Madre. Nuestra vida ha de estar informada por la luz y el amor de María, unido estrechamente al de Cristo. El fruto del Escapulario consistirá en que quien lo lleve se esfuerce eficazmente en la imitación de las virtudes de la Santísima Virgen.

La Medalla escapulario. Está autorizado su uso con tal de que por un lado lleve la imagen del Sagrado Corazón de Jesús y por el otro una de la Santísima Virgen; la imposición debe realizarse con Escapulario de tela. A pesar de ello, el mismo San Pío X, al conceder esta dispensa, recomendó el uso del Escapulario de tela. Este es más simbólico por ser una expresión abreviada del hábito del Carmen,

Indulgencias

Se puede ganar indulgencia plenaria:

1.- El día que se inscribe en la Cofradía.
2.- En la Solemnidad de la Stma. Virgen del Carmen, el 16 de julio.
3.- En la festividad de San Simón Stock, el 16 de mayo.
4.- En la festividad de San Elías, Profeta, el 20 de julio.
5.- En la festividad de Santa Teresa de Jesús, el 15 de octubre.
6.- En la festividad de San Juan de la Cruz, el 14 de diciembre.
7.- En la festividad de Sta. Teresita del Niño Jesús, el 1 de octubre.
8.- En la festividad de Todos los Santos de la Orden, el 14 de noviembre.


El Escapulario del Carmen
NO ES:

Un signo protector mágico
Una garantía automática de salvación.
Una dispensa de vivir las exigencias de la vida cristiana.

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