LA ALEGRÍA DEL CORAZÓN
ES LA VIDA DEL HOMBRE
"Alegría, alegría, con la Cruz de cada día"
"Si alguna alegría hay en el mundo
la tiene el hombre de corazón puro"
(T de Kempis)
"La alegría del corazón es la vida del hombre" (Ecle 30,22), y asistimos todos los días a esta realidad cotidiana y en extremo maravillosa comprobando esa sentencia del libro de los Proverbios que nos recuerda que "Corazón alegre mejora la salud, y espíritu triste seca los huesos" (Prov. 17,22).
Todos queremos estar alegres, o mejor dicho, todos queremos ser alegres, porque la alegría no es otra cosa que .la expresión sincera y externa de una vida dichosa. "La alegría forma parte de un corazón puro" nos recordaba San Juan Pablo II.
Un error muy frecuente es pensar que las cosas o las personas son la causa de nuestra infelicidad, y nada más inexacto. Cada persona se hace así misma infeliz. "El justo vive con gozo y júbilo" (Prov. 29,6) sentencia el libro de los Proverbios y así es, porque la alegría verdadera arranca de la una vida con la conciencia tranquila, de la vida exigente y coherente y sobre todo del corazón lleno de amor. Nadie puede separarnos del Señor y de la tranquilidad de una conciencia limpia, por eso la vida dichosa y la alegría del alma no dependen de agentes externos, sino esencialmente de cada uno de nosotros. Porque "¿Quién podrá separarnos del Amor de Cristo?. ¿Las tribulaciones, las angustias, las persecuciones, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada?... En todo obtenemos una amplia victoria, gracias a Aquel que nos amó" (Rom. 8, 35-37).
Hoy más que nunca necesitamos encontrarnos con santos, porque son ese tipo de personas que vemos que disfrutan de la verdadera alegría, de una alegría que nada ni nadie puede arrebatar.
Pero en primer lugar ¿qué es la alegría? Decía San Agustín que la alegría es "el gozo en el bien".
La primera cuestión que nunca debemos olvidar es que sólo Dios es realmente bueno, el resto de personas serán buenas en la medida que su vida sea como la del Señor. Hay un episodio evangélico que nos ilumina de forma muy sencilla pero a la vez profunda sobre el fundamento de la alegría. Se trata de la escena del joven rico. El joven rico al no querer ser generoso con el Señor se fue con sus riquezas, pero triste... "Se fue triste". Nunca será posible gozar de verdadera alegría sin responder con generosidad a la búsqueda de la voluntad de Dios en nuestras vidas. No buscar esta voluntad de Dios supone "dar la espalda a la fuente del Amor", y ya podremos tener todo en esta vida que sin Amor no hay dicha y contento. "¿Qué es el Infierno? Yo creo que es el dolor de no poder amar" (Dostoievski).
Hemos dicho que la alegría es el fruto fecundo de la vida dichosa, y no hay dicha sin Amor, y no hay Amor sin obras llenas de bondad, porque como dice el refrán "obras son amores y no buenas razones".
¿Cuáles son las características de una obra de Dios, de una obra buena con el Amor de Dios?
1ª Cuando esa obra se hace sencillamente por Dios, sin otras segundas intenciones.
2ª Cuando esa obra no esperamos correspondencia, es un amor de pura benevolencia, hace el bien por el bien, no para que algo me sea devuelto, por eso hace el bien a todos. Recordamos ese pasaje evangélico donde el Señor nos recuerda que el Padre "hace salir el sol sobre justos y pecadores".
3ª Cuando conservamos la serenidad de espíritu lo mismo si la obra ha sido un éxito o un fracaso total.
4ª Si el único regalo de la obra es haberla realizado por Dios, de forma que no hemos buscado ni la aprobación ajena, ni nos hemos turbado al vernos censurados o ridiculizados, porque nuestra alegría está en haberla hecha para Gloria de Dios.
Pero ¿quién puede llegar a obrar así? La persona que obra solamente animada por una ardiente Amor de Dios. La verdadera alegría no es otra cosa que la expresión del Amor de Dios en la vida de una persona.
Se ha dicho y con razón que la alegría es la confianza de una vida armoniosa llena de Amor. No tiene trepidaciones, es tranquila, no se fatiga, descansa, no destruye, edifica, no pasa como un rayo, se prolonga. No proviene de los sentidos, de los nervios, proviene de un alma llena de amor y la llena poco a poco, como si brotase de un manantial. Y cuando el alma está llena se desborda por los sentidos. Sin músculos y sin nervios, pero con energía, sin agitaciones estériles, pero con una entrega de sí mismo incondicional, sin movimientos ficticios para sacudir el corazón, sino con meditación y vida interior es como se hace brotar el manantial de la alegría.
Podríamos decir que "nunca nadie es mejor que cuando está alegre, y nunca nadie está tan alegre como cuando es bueno y hace el bien", como vemos "la alegría es el gozo en el bien".
Y alegría, cuando es verdadera, en todo momento se encuentra presente en la vida. La alegría es en cierto sentido, la atmósfera de las almas heroicas. Recordamos como se nos narra en los Hechos de los Apóstoles como después de ser flagelados los apóstoles "se iban alegres". La alegría cuando es fruto del Espíritu Santo y vive de continúo es adorno de almas heroicas, más bien invencibles, que incluso en los momentos de sufrimiento saben olvidarse de sí mismos para otorgar a los demás "la dulce caricia de una alegría serena o la limosna de una sonrisa", aunque sintieran deseos de esconderse y llorar; porque la alegría no solo nos da vida, sino que da vida a los demás, y aprovechando las fechas en las que estamos recordamos ese sublimes versos de San Juan de la Cruz hablando del Nacimiento del Redentor.
Y la Virgen estaba en pasmo
de que tal trueque veía
el llanto del hombre en Dios,
y en el hombre la alegría.
El amor que se desborda en verdadera alegría da vida al resto del mundo y es difusiva, la alegría es como un misionero que conquista almas para Dios, qué apostolado el de la sonrisa sincera que ilumina, y obliga a los demás a obrar con bondad. La alegría es inmenso atractivo para los pecadores y apología abreviada del Amor de Dios al mundo. Todo argumento contra la religión se desvanece cuando vemos la serena alegría en un alma de Dios.
No hay verdadera vida cristiana sin alegría, "estad siempre alegres, en el Señor, os lo repito estad siempre alegres", porque donde hay alegría vive el Amor de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario