Nº 19 por Mª Paz Utiel.
SAN ISIDORO DE SEVILLA
Nació en Cartagena, España, hacia el año 560 y probablemente era de una familia romana. Isidoro era el menor de cuatro hermanos. Sus dos hermanos, Leandro y Fulgencio también llegaron a ser santos. Su hermana Santa Florentina, fue abadesa de varios conventos. ¡La santidad se comparte y se fortalece cuando los lazos familiares son santos!
Su hermano Leandro que era mucho mayor que él se encargó de su educación porque quedaron huérfanos siendo Isidoro un niño. Parece ser que Leandro era muy severo porque, según cuenta una leyenda, siendo Isidoro muy niño huyó de su casa para escapar de la austeridad de su hermano. Luego volvió por voluntad propia lleno de buenos propósitos. Leandro lo encerró para impedir que se escape de nuevo.
Un día Isidoro se acercó a un pozo para sacar agua y notó que las cuerdas habían hecho hendidura en la dura piedra. Entonces comprendió que también la conciencia y la voluntad del hombre pueden vencer las duras dificultades de la vida. Entonces regresó con amor a sus libros. Llegó a ser uno de los hombres más sabios de su época aunque al mismo tiempo era un hombre de profunda humildad y caridad.
La principal contribución de San Isidoro a la cultura fueron sus Etimologías, una "summa" muy útil de la ciencia antigua que condensaba los principales resultados de la ciencia de la época, siendo uno de los textos clásicos hasta mediados del siglo XVI. Fue un escritor muy fecundo; entre sus primeras obras está un diccionario de sinónimos, un tratado de astronomía y geografía, un resumen de la historia desde la creación, biografías de hombres ilustres, un libro sobre los valores del Antiguo y del Nuevo Testamento, un código de reglas monacales, varios tratados teológicos y eclesiásticos y la historia de los visigodos. También escribió historia de los vándalos y de los suevos. Su influencia fue muy grande en Europa, especialmente en España. Entre sus discípulos está San Ildefonso de Toledo.
A su hermano Leandro le sucedió en el cargo como obispo de Sevilla cuando murió. Su episcopado duró treinta y siete años bajo seis reyes y completó la obra comenzada por San Leandro que fue la de convertir a los visigodos del arrianismo al catolicismo.
Su principal preocupación como obispo fue la de lograr una madurez cultural y moral del clero español. Fundó un colegio eclesiástico, prototipo de los futuros seminarios, e incluso se dedicó personalmente a la instrucción de los candidatos al sacerdocio. También continuó la costumbre de su hermano de arreglar las cuestiones de disciplina eclesiástica en los sínodos, cuya organización se debió en gran parte a San Leandro y San Isidoro. Otro de los grandes servicios que este santo prestó a la Iglesia española fue el de completar el misal y el breviario mozárabes que San Leandro había empezado a adaptar de la antigua liturgia española.
San Isidoro presidió el segundo Concilio de Sevilla (619) y el cuarto Concilio de Toledo (633). Muchos de los decretos del Concilio fueron obra de San Isidoro, especialmente el decreto para que se estableciese un seminario en todas las diócesis.
Cuando sintió que iba a morir, pidió perdón públicamente por todas sus faltas, perdonó a sus enemigos y suplicó al pueblo que rogara a Dios por él, distribuyendo entre los pobres el resto de sus posesiones. Volvió a su casa y murió apaciblemente el 4 de abril del 636 a la edad de 80 años. El año 1598 fue canonizado y el 1063 fue trasladado su cuerpo a León donde hoy recibe culto en la iglesia de su nombre. La Santa Sede lo declaró Doctor de la Iglesia en 1722.
Fuente:
http://www.corazones.org/santos/isidoro_sevilla.htm
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