La Cuaresma es un camino de conversión que se centra en el corazón. Como nos ha recordado el Papa Francisco, la Cuaresma, que comenzó el miércoles 18 con el rito de las Cenizas, es un tiempo de lucha; un tiempo de lucha espiritual contra el espíritu del mal.
Aunque no está entre los titulares que vemos a diario, cuando los medios recogen lo que dice y hace Francisco, la lucha entre el bien y el mal, entre lo mundano y el Evangelio, entre la indiferencia y la solidaridad, con mención explícita a Satanás, está entre los temas preferidos por Francisco. Sin complejos, y de manera tan didáctica como clara, el Papa nos invita constantemente a cuidar nuestro corazón y a preservarlo del Mal.
La humanidad necesita de justicia y de paz, pero nada de eso puede lograrse si no se retorna con todo el corazón a Dios, que es la fuente, y si no se lucha abiertamente contra la mundanidad en nuestra vida cotidiana.
A veces, incluso con buena intención, nos empeñamos en querer cambiar el mundo sin darnos cuenta de que es imprescindible comenzar por cambiar el propio corazón. La Cuaresma nos brinda una ocasión propicia para ese cambio, para volver decididamente al camino de Jesús, el camino que conduce a la vida, que dice no a las tentaciones de cada día, y en el que hemos de dar testimonio a los demás, haciendo, también contra corriente, elecciones firmes y valientes, conformes al Evangelio.
cope.es
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