miércoles, 6 de abril de 2016

Nº 18 ¿Por qué yo no? San Camilo


Nº 18 por María de Julián.

SAN CAMILO

Camilo de Lelis nació en una localidad de los Abruzos (Italia) llamada Bocchianico, en 1550. Al igual que su padre, decidió hacer la carrera militar. Sin embargo, le apareció una llaga en un pie, que lo hizo dejar la carrera de las armas e irse al Hospital de Santiago, en Roma, para que lo curaran.

En el hospital de Roma se dedicó a ayudar y atender a otros enfermos, mientras buscaba su propia curación. Fue en esa época cuando adquirió el vicio del juego, el cuál le haría perder todos sus ahorros tras ser expulsado del hospital, dejándolo en la miseria.


Tiempo atrás, en un naufragio, había hecho a Dios la promesa de hacerse religioso franciscano, pero no lo había cumplido. Estando en la más completa pobreza se ofreció como obrero y mensajero en un convento de los Padres Capuchinos, allí escuchó una charla espiritual que el padre superior les hacía a los obreros, y sintió fuertemente la llamada de Dios a su conversión. Empezó a llorar y pidió perdón por sus pecados, con la firme resolución de cambiar su forma de actuar por completo. Tenía 25 años.
Pidió ser admitido como franciscano, pero en el convento se le abrió de nuevo la llaga en el pie, y fue despedido. Se fue al hospital y se curó, y logró que lo admitieran como aspirante a capuchino. Pero en el noviciado apareció de nuevo la llaga y tuvo que irse de allí también.

De nuevo en el hospital de Santiago, se dedicó a atender a los demás enfermos, por lo que fue nombrado asistente general del hospital.

Dirigido espiritualmente por San Felipe Neri, estudió teología y fue ordenado sacerdote. En 1575 se dio cuenta que ante la gran cantidad de peregrinos que llegaban a Roma, los hospitales eran incapaces de atender bien a los enfermos que llegaban. Fue entonces que decidió fundar una comunidad de religiosos que se dedicaran por completo a los hospitales.

San Camilo trataba a cada enfermo como trataría a Nuestro Señor Jesucristo en persona.


Tuvo que soportar durante 36 años la llaga de su pie. A pesar de ello, no se le veía nunca triste o malhumorado, no se quejaba de ello.

Con sus mejores colaboradores fundó la Comunidad Siervos de los Enfermos el 8 de diciembre de 1591, que actualmente se llaman Padres Camilos.

Murió el 14 de julio de 1614, a los 64 años.

San Camilo es otro gran ejemplo de cómo los santos son personas de carne y hueso que, como cualquiera de nosotros, puede tener caídas, momentos de debilidad, alejamientos, crisis…Pero el fallo no es caer, sino quedarse en el suelo, sin levantar la vista a Dios, y quedándonos dentro de nosotros mismos. Nos cuesta darnos cuenta de que es precisamente cuando el hombre reconoce su debilidad y mira hacia Arriba, cuando se vuelve más grande. 

San Camilo supo ver la Voluntad de Dios y tuvo la fortaleza para cumplir con ella. Esto no sólo le hizo feliz a pesar de los problemas y el sufrimiento, sino que, además fue capaz de humanizar y hacer felices a muchos más, en especial a los enfermos. Qué bueno es reconocer a Dios en el otro…Qué bueno llenarse de Él para poder darse. Y no solo para nosotros, sino para los demás, porque cada cosa que hacemos repercute también en el otro. Pero de la misma forma lo que dejamos de hacer, puede también privar al prójimo de grandes bienes. Es por esto tan importante encontrar nuestro lugar en el mundo, descubrir nuestra Vocación y responder a ella. San Camilo pudo… ¿por qué yo no?

Fuentes:






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