domingo, 24 de septiembre de 2017

El camino de la vida



RADIOGRAFÍA DE UN GRAN MAL EN NUESTRO MUNDO: LA FRIVOLIDAD

                   Por Alfonso González, médico de familia      

No creo exagerar si digo que el mundo actual vive inmerso en el reinado de la frivolidad, por el que se desconoce el verdadero sentido de la responsabilidad de nuestros actos y de nuestra vida, se cometen innumerables pecados de omisión, se vive una vida egoísta, se producen actitudes inmorales, criterios equivocados, ideas turbias, con evidente escándalo para las almas, en principio, y por desgracia con el pasar del tiempo y la socialización de la frivolidad el acomodo de las personas…

Ya el Papa Pío XI nos avisa que “la más grave enfermedad que aflige nuestra época es la ligereza e irreflexión, que lleva extraviados a los hombres” (Mens nostra, nº 5).

La frivolidad, que es difícil de definir, podríamos decir que se caracteriza por la “superficialidad”, esa característica a quedarse en la superficie de las cosas, sin profundizar en ellas. La frivolidad es la actitud de un espíritu vacío, volcado al exterior para vivir vida de sentidos. Se vive en mil fruslerías sin importancia, la vida interior y reflexiva no la conoce…, el pensar no entra en su lista de tareas y suele dar a la inteligencia y a la fe unas vacaciones perpetuas o mejor dicho una jubilación anticipada…

Superficialidad en todos los campos, espiritual, moral, intelectual, sentimental… El alma frívola es como un velero sin rumbo, su viaje depende del viento que sople, casi totalmente depende del exterior.

Hay un refrán que dice “el que siembra vientos, recoge tempestades”…, los más amargos desengaños, los fracasos más crueles se han recogido por una siembra de frivolidad…


La frivolidad es la herencia del paganismo…, quitar a Dios de la vida del hombre, y el hombre se desfigura…; o mejor decir, no tener a Dios como centro de la vida y el hombre se difumina. Sólo cuando una vida adquiere orientación de eternidad se comienza a salir de la superficialidad y la frivolidad. “Sólo cuando el hombre aprende a pensar más en lo sobrenatural se empieza a salir de la superficialidad, la vida se reviste de gravedad y rumbos divinos, y se entiende la tarea grandiosa que el hombre está llamado a realizar camino a la eternidad. Hacer algo que mereciese la pena. Vivir como para morir, sabiéndose peregrino hacia Dios, y pasar por la tierra mirando al Cielo…”.

Hoy, en la civilización actual todo parece invitarnos a no pensar nada en serio, a no tomarnos nada en serio, abundan las actitudes que buscan evadirse de la responsabilidad y los sufrimientos, que quieren dejar al lado el pensamiento serio y se busca la suave distracción intrascendente. Se vive demasiado deprisa, se revolotea, se mariposea, pero nada más. Hoy abundan las cabezas bonitas, pero huecas, vestidos preciosos en cuerpos sin corazón, erudición amplia pero sin fundamentos y sin sustancia verdadera, ligerezas y lo que es peor se cree saber mucho… Se estudia sin disciplina, sin constancia, se prefieren novelas rosas, revistillas sin transcendencia, reportajes rápidos y superficiales, noticias sorprendentes… El saber de las verdades estables y eternas cansa… 

No hay principios morales, el mundo se rige por “la ley de la masa” en donde las cosas “no tienen importancia” cuando todos lo hacen. Faltan personas que sepan, quieran y puedan llevar a la práctica la verdad y la virtud sin variantes ni recortes…

La vida de piedad es más sentimental y entregada a lo emocional, sin ganas de “ser más” de crecer, sobre todo “sin deseos de meterse en líos”

Hoy en día abunda en demasía el “si no hago nada malo”, y puede que sea verdad, pero no deja de ser la visión miope de quien mira con superficialidad, porque no es sólo lo que se hace, sino sobre todo, lo que se deja de hacer. Por frivolidad quedan sin pasar examen los incontables “pecados de omisión” que cometemos, el bien que dejamos de hacer. Un ejercicio aconsejable es ver cómo es el mundo actual, el mundo en el que cada uno vive, y piense luego cómo podría llegar a ser si cada cual no sólo evitase hacer el mal sino que corriese, en paz, a hacer todo el bien posible… La frivolidad es la mayor enemiga de la generosidad y del sacrificio por el prójimo…, no lo entiende, y no lo entiende porque en su vida el Amor a Dios y al prójimo es, en el fondo, raquítico.


Tenemos la grave responsabilidad de buscar ardientemente el remedio para curar el peligro de la frivolidad. 

El remedio es sencillo en la propuesta: acostumbrar a las almas a pensar hondamente y ser constantes. Traducido en cristiano, vida interior y virtud, oración y abnegación

Para ello es fundamental buscar la Verdad, que es el objeto de la inteligencia, y realizar el bien, que es el objeto de la voluntad, y orientado hacia la eternidad

Esta es la base de un carácter perfecto, es la base de la santidad… Convenzámonos, en el mundo no estamos para nuestro egoísmo y propia contemplación. La vida es tarea, conquista, servicio y misión. Nuestra vida es una gran responsabilidad que ha de vivirse en el Servicio de Dios y en favor de las almas.

Como puede entenderse, “a lo loco no se vive mejor, y se muere peor”, o como se suele decir, “no se alcanza la vida buena, dándose la buena vida”.

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