lunes, 29 de agosto de 2016

Nº 10 El rincón de la vida: Fecundación in vitro


FECUNDACIÓN IN VITRO

Desde 1981 el método de la fecundación del óvulo humano y de la posterior transferencia de ese óvulo fecundado al útero de la madre (FIVET= Fecundación in vitro con embryo transfer) ha originado millares de nacimientos.

Al principio, la FIVET se presentó como una técnica para solucionar los casos límites de infertilidad. En un primer momento se hablaba sólo de FIVET homóloga (es decir, usando sólo gametos de los esposos para la fecundación in vitro e implantando el embrión en el útero de la esposa), pasando posteriormente a darse todo tipo de combinaciones: óvulo o espermatozoides de donante anónimo, madres de alquiler para implantar embriones,...

Veintidós años antes de que naciera Louise Brown, el Papa Pío XII alzó su voz para frenar esos intentos que apenas se iniciaban. “Respecto a los intentos de fecundación in vitro, nos basta observar que se los debe excluir como inmorales y absolutamente ilícitos” (Discurso, 19-V-1956). También el Papa actual ha declarado repetidamente la inmoralidad de estas prácticas: “Condeno del modo más explícito y formal las manipulaciones experimentales del embrión humano, porque el ser humano, desde su concepción hasta la muerte, nunca puede ser instrumentalizado para ningún fin” (Discurso, 23-X-1982).



¿Por qué es ilícito recurrir a la fecundación in vitro para tener un hijo?
Las razones que llevan a rechazar radicalmente las técnicas de reproducción asistida se pueden resumir en dos: el respeto a cada vida humana y la dignidad debida a cada ser humano.

1. No respetan la vida humana

Para lograr mayor porcentaje de éxitos se estimulan los ovarios de la mujer por medio de hormonas, así conseguimos un número mayor de embriones. El problema se plantea porque muchas de estas vidas ya concebidas van a morir durante el proceso de implantación y por otro lado los llamados embriones sobrantes” van a ser congelados para poderse implantar en un futuro, dedicarlos a la investigación o sencillamente sin saber qué hacer con ellos como ocurre con una inmensa cantidad de embriones congelados que hay actualmente en España y que han pasado ya los 5 años en los que pueden ser implantados. El porcentaje de embarazos a término con estas técnicas es bastante pequeño, entre un 5 y un 15 %, lo que significa que de cada 100 vidas conseguidas por FIVET de 85 a 95 van a morir. Por otro lado el simple término de embriones “sobrantes” nos debería llevar a reflexionar, ¿una vida humana puede ser “sobrante”?.

2. Atentan contra la dignidad debida a cada ser humano:

El momento de la fecundación de un nuevo ser humano es uno de los mayores misterios que existe; el hombre colabora con Dios en la creación de nuevos seres humanos, por eso se llama pro-creación. Es tal la dignidad del hombre, que llega a la existencia gracias al acto creador de Dios que infunde un alma espiritual e inmortal al cuerpo concebido por los padres. La sexualidad humana se distingue de la de los animales en que no sólo está ordenada a la transmisión de la vida, sino también al amor y a la unión de los cónyuges. “En el acto conyugal no es lícito separar artificialmente el significado unitivo del significado procreador, porque uno y otro pertenecen a la verdad íntima del acto conyugal: uno se realiza juntamente con el otro y, en cierto sentido el uno a través del otro” (Juan Pablo II, Alocución, 22-VIII-84). 

En la fecundación in vitro el niño que va a nacer no es fruto del acto de amor conyugal de los esposos, no procede de la unión espiritual y corporal de los padres, sino que depende de operadores técnicos. Es contrario a la dignidad humana ser un producto de la técnica, sometido incluso a controles de calidad. 

La valoración moral de estos actos aún es más negativa cuando en lugar de gametos de los padres se utilizan óvulos o esperma de donantes anónimos o cuando el embrión concebido se implanta en “úteros de alquiler”.


Y en el caso de los matrimonios que quieren tener un niño y no pueden...

El fin de tener un hijo es un fin muy bueno, sin embargo no se puede conseguir por cualquier medio. Un hijo no es un derecho, sino que es un magnífico don que Dios hace al hombre. Dios permite al hombre participar de su amor creador colaborando en el nacimiento de una nueva vida humana. 

Los padres que se encuentran en la situación de no conseguir un embarazo deberían saber antes de acudir a las técnicas de reproducción asistida:

- Por medio de los métodos naturales de regulación de la natalidad se puede saber de una manera bastante sencilla, sin riesgos ni para el niño ni para la madre, los días fértiles de la mujer en los cuales la posibilidad de conseguir un embarazo es mucho mayor.

- Las parejas que decide recurrir a la FIV pasan un calvario de pruebas y presiones psicológicas para el escaso porcentaje de éxito que tiene. No es infrecuente que cuando estas técnicas han fracasado y los cónyuges aceptan su esterilidad se produzca el deseado embarazo debido a la disminución del estrés de los padres.

- Las implicaciones éticas y morales comentadas previamente.

- Si pese a todo no consiguen el deseado hijo siempre queda el recurso de ejercer la paternidad por medio de la adopción de uno o varios niños.

- A los matrimonios católicos recordarles que su vida conyugal y familiar está en manos de Dios Padre, que nos quiere infinitamente y que siempre quiere lo mejor para nosotros. Rezar, confiar,... y aceptar siempre la voluntad de este Dios que nos ama con locura. Si Él no envía un hijo, Él sabrá por qué lo hace.

No quiero terminar sin recomendar vivamente a todos la lectura del documento del Magisterio de la Iglesia publicado en febrero de 1987, la Instrucción Donum vitae de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, en el que trata ampliamente este tema. 

(Mercedes Ruiz Bermejo, Kerygma nº 10)

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