lunes, 30 de mayo de 2016

Consultorio de la fe nº 8: ¿Puede un joven cristiano ir a las discotecas?


Nº por Juan Manuel Cabezas, doctor en Derecho Canónico

Desgraciadamente este tema no forma parte de casi ninguna homilía, ni charla formativa en grupos parroquiales o movimientos apostólicos y ello produce mucha desorientación con consecuencias muy negativas.

Es curioso sin embargo, que los protestantes se atrevan con más frecuencia a tocar el tema y a expresar una protesta enérgica contra este tipo de diversión que con mucha frecuencia podemos denominar como perversión moral e incluso física de tantos miles de jóvenes. Por eso, os agradezco esta pregunta tan interesante que me da ocasión de ayudar a aclarar las ideas en punto de tanta importancia.


Como maravillosamente expresó el arzobispo de La Plata, República Argentina, monseñor Héctor Rubén Aguer en un programa de radio, en las discotecas se pone en riesgo la salud física, psicológica y espiritual de los jóvenes. Además, advirtió que los padres han descuidado una responsabilidad fundamental al no prevenirles de los males que en esos lugares reciben y que los dueños de dichos antros son “mercaderes sin alma”.

Evidentemente, conforme decía el Sr. Arzobispo recién citado, “eso de pasarse la noche en vela, dos o tres días por semana, es una cosa insana”, “no creo que luego se pueda trabajar o estudiar en forma”. Esto es evidente para cualquier persona con buena voluntad. Sobre este particular hay algunos estudios de diversos especialistas, como Monseñor Corrado Balducci1, en los cuales afirman que el tipo de luces y de sonidos, su frecuencia e intensidad, los mensajes subliminares y los claramente expuestos en los textos de las canciones, la misma forma de vestir y los símbolos utilizados, la difusión de drogas y de alcohol en estos lugares contribuyen eficazmente a la corrupción de grandes masas de jóvenes que acuden a ellas al principio con la mera intención de divertirse y poco a poco van cayendo en las redes de destrucción humana y sobrenatural. 
Como he citado los mensajes subliminares y es fácil que algunos no sepan qué es eso, lo explico brevemente. Pilar Salarrullana escribió en su libro sobre las sectas: “pasando al revés las cintas de algunas canciones se han encontrado sorpresas como éstas: en el tema Congratulations de Pink Floyd (grupo que a mí me gusta muchísimo) se puede oír: ‘acabas de descubrir el mensaje secreto del diablo: comunícate con el viejo’2.” De esta manera, se va controlando el pensamiento y el gusto de los jóvenes sin que ellos se den cuenta de ello y se les violenta para que acepten estilos aberrantes de vida y se aparten de Dios y de todo lo bueno. La misma autora escribe un poco más adelante: “no se puede afirmar que la repercusión de todos estos mensajes sea definitiva, pero hay informes de psiquiatras que confirman la influencia que han tenido en jóvenes que han pasado por sus consultas, y dicen que la intensidad del ruido y del movimiento, y las letras provocadoras, les llevan a un nivel de agitación, pánico y hostilidad, así como a estados de aturdimiento”3. 

No me resisto a añadir mi propia experiencia personal sobre el tema. Durante unos cuantos años tenía enfrente de mi casa una discoteca de no especial mala fama. Todos los días a la puerta de la misma (no sé dentro, pero no creo que sea mejor) se veía a prácticamente todos los jóvenes, incluidos algunos con buena apariencia, tomar varios tipos de droga, además de gran cantidad de alcohol. Y no digamos de las conversaciones soeces y repugnantes, actitudes estúpidas o totalmente aberrantes, una manera absolutamente desordenada de relacionarse los chicos con las chicas, peleas más que cotidianas, etc. Lo que allí se propone son modelos aberrantes de vida que van corrompiendo a todos los que se acercan a estos lugares aun cuando tengan la mejor intención del mundo. 

En consecuencia, ¿se puede ir a las discotecas? Pues yo pienso claramente que no, que si una persona, especialmente un joven, quiere ser un hombre de bien no debe ser encontrado en dichos lugares ni debe aspirar a encontrar allí con quien compartir su vida. Mucho menos aún son lugares dignos para personas que quieren ser sinceramente cristianos, vivir conforme a la santidad de vida que el Señor nos ha propuesto con su propio ejemplo y con su palabra. Hemos de tener la firmeza de convicción y la valentía de hacer frente a esos lugares de perdición y oponerse radicalmente a ellos, buscando otros modos lícitos alternativos de emplear los momentos de ocio y esparcimiento. 

Fuentes:
1. Adoradores del Diablo y Rock Satánico (1991). También este aspecto satánico de una buena parte del rock y de la más influyente quedó recogido en Pilar Salarrullana, Las sectas satánicas. La cara oculta de los esclavos de Lucifer (Temas de Hoy, 1991), diputada española encargada por el Congreso de estudiar las sectas en España. Este libro es parte de los frutos obtenidos de dicha investigación.
2. Pilar Salarrullana, Las sectas satánicas. La cara oculta de los esclavos de Lucifer (Temas de Hoy, 1991) 320.
3.IBíD, 321

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