EL MÉTODO BILLIGNS (I)
Toda la creación surge del Amor infinito de Dios. Él ha querido que el matrimonio sea expresión de ese Amor, y lo ha constituido cooperador con Él en la transmisión de la vida. Para ello ha inscrito en cada hombre y en cada mujer unas leyes biológicas que no son sino un fiel reflejo de su infinita sabiduría.
Vamos a tratar un poco más en profundidad la bondad de los métodos naturales de regulación de la fertilidad, y en concreto del llamado “método Billings”, siempre que se usen por causas justificadas y con rectitud de intención.
PATERNIDAD RESPONSABLE
Los esposos pueden y deben conocer esas leyes, pero ante todo respetarlas; saber que los hijos no son un derecho sino un don precioso, a los cuales tienen que llevar a crecer en el Amor a su Creador.
Cuando hablamos de paternidad responsable nos referimos, como ya se insinuaba en el artículo anterior, a una búsqueda continua de la Voluntad de Dios, reconociéndolo como el único dueño de la vida, y aceptando alegremente la responsabilidad de formar esa familia que Él ha pensado para cada uno.
El matrimonio generoso y confiado en todo momento en la Providencia de Dios debe aceptar los hijos que el Dador de la vida les dona.
Pueden existir, no obstante, graves problemas de orden físico, económico, psicológico o social que pudieran poner en peligro la estabilidad de una familia. Sólo en ese caso, y siempre a la luz de la Verdad, sería lícito distanciar el nacimiento de un hijo, y siempre por medio de métodos que respeten en todo momento la dignidad del hombre y la ley moral de la procreación humana.
MÉTODOS NATURALES DE REGULACIÓN DE LA FERTILIDAD
Estos métodos se basan en la observación de signos y síntomas naturales del organismo de la mujer, por los cuales se puede determinar cuál es su fase fértil y cuál su fase infértil dentro del ciclo menstrual.
Según la ley divina, el acto de amor conyugal comprende dos aspectos indisolublemente unidos:
· Es un acto que une a los esposos como expresión de su amor y donación recíproca, y si es Voluntad de Dios.
· El fruto de ese amor se verá reflejado en el nacimiento de los hijos.
Nadie tiene derecho a separar estos dos aspectos, en los que radica la grandeza del acto conyugal. Al utilizar anticonceptivos, los cónyuges se están atribuyendo ese derecho, haciéndose árbitros de la vida. Por el contrario, los métodos naturales de regulación de la natalidad en ningún momento atentan contra las leyes de transmisión de la vida. Debido a una situación grave, los esposos renuncian de mutuo acuerdo al acto conyugal en los períodos fecundos de la mujer. Por lo tanto la intención es recta, y el método usado no es contrario a la ley de Dios.
No sería lícito utilizar medios artificiales aunque fuera por razones justas, ya que éstos atentan contra la indisolubilidad del acto unitivo y procreativo; de la misma manera, sería ilícito utilizar un método natural indiscriminadamente y sin rectitud de intención.
En el próximo número veremos, D.m., en qué consiste el método Billings y cuáles son sus ventajas.
(Ana Margarita Luján, Kerygma nº 8)
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