martes, 12 de abril de 2016

Nº 1 Ante Dios: Principio y fundamento


Nº 1 por Jaime Moreno, sacerdote.

PRINCIPIO Y FUNDAMENTO

Suena el despertador y con él comienza el ajetreo de un nuevo día. Nos levantamos de la cama y parece que ya llegamos tarde a todo. Desayunamos con prisa, cogemos el coche y nos desquiciamos cuando nos encontramos ante un atasco. Llegamos al trabajo y nos esforzamos por aspirar más alto, a tener un crecimiento profesional, a… Si acaso, sacamos un hueco para tomar café con los amigos. Luego regresamos a casa, y aunque cansados, queremos que nuestra familia se sienta feliz.

Y así un día tras otro. Hemos llegado a vivir en monotonía, inmersos en la rutina diaria que se repite fielmente. Y el tiempo pasa, la vida corre… 


¿Y con ello qué? ¿De qué vale? ¿Te has parado a pensar en el porqué de cada acción que realizas? ¿te has parado a pensar en el sentido de tu vida? ¿Te has parado a pensar dónde quieres llegar? ¿te has parado a pensar si lo que haces es provechoso para tu alma?... 

Pues sí. Estas son preguntas importantes que todos nos hemos planteado alguna vez en nuestra vida pero que solemos dejar sin respuesta por miedo a lo que nos podamos encontrar. A que esa respuesta nos cree conflictos o que nos obligue a cambiar algo en nuestro modo de vida al que normalmente nos hemos “acomodado”. Es más, nos cuesta cambiar incluso sabiendo que así no vamos bien; que si seguimos por ese camino marchamos derechos al precipicio.
Fíjate bien, cuando un barco o un avión se encuentran ante un peligro inminente emiten un S.O.S. Una llamada de socorro y la solidaridad humana moviliza sus recursos para ir en ayuda de quien lo necesita. Pero el S.O.S. sólo habla de los peligros del cuerpo. ¿Y para los del alma? (y eso que popularmente se cree que esta señal significa Save Our Souls –salvad nuestras almas-). Si tus mayores, tu amigo, o el confesor te avisan de una posible catástrofe en tu camino, sé prudente, sé agradecido y cambia de ruta. Mira que nadie es juez en causa propia.

San Ignacio de Loyola nos insistía en que el hombre ha sido creado para alabar a Dios y salvar su alma. ¡Ese es el sentido de la vida! ¡Esa es la respuesta a las preguntas que te formulas!

Amigo, enfréntate a estas cuestiones tan importantes en tu vida, las más importantes, con alegría. Sabes que buscas el bien, buscas la felicidad, y sólo Dios es el sumo Bien y la Felicidad verdadera.

Te animo a hacer un propósito. A partir de ahora, cada mañana encomiéndate a Él y enfréntate a las mismas situaciones que describíamos al principio pero de otra manera nueva y mejor. Oriéntalas a alcanzar el Cielo. Ese es el secreto de la vida y de la santidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario