¿De donde sacaron los Santos valor y entereza para soportar tantos géneros de tormentos, de martirios y de muertes, sino de la Pasión de Jesús Crucificado?
Al ver San José Leonisa, religioso capuchino, que querían atarle con cuerdas, porque el cirujano tenía que hacerle una dolorosa operación, el Santo, tomando en sus manos el Crucifijo, exclamó: “¡Cuerdas!, ¿para qué las quiero yo? Aquí tengo a mi Señor Jesucristo clavado en la cruz por mi amor, estas son las cadenas que me atan y me obligan a soportar cualquier tormento por su amor”. Y tendido en la ,esa, sufrió la operación sin exhalar una queja.
Al ver San José Leonisa, religioso capuchino, que querían atarle con cuerdas, porque el cirujano tenía que hacerle una dolorosa operación, el Santo, tomando en sus manos el Crucifijo, exclamó: “¡Cuerdas!, ¿para qué las quiero yo? Aquí tengo a mi Señor Jesucristo clavado en la cruz por mi amor, estas son las cadenas que me atan y me obligan a soportar cualquier tormento por su amor”. Y tendido en la ,esa, sufrió la operación sin exhalar una queja.
Por ignorar los tesoros que tenemos en Jesucristo se pierden muchos cristianos. No creamos haber hecho cosa alguna de provecho si no llegamos a grabar en nuestro corazón la imagen de Jesús Crucificado.
(El amor del alma, S. Alfonso Mª de Ligorio)
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