EL CRUCIFIJO, ESCUELA DE DIVINA SABIDURÍA
El Apóstol S. Pablo decía que solo ambicionaba saber la ciencia del Crucificado, es decir, el amor que nos manifestó desde el madero de la cruz. No me he preciado de saber otra cosa entre vosotros, escribe a los Corintios, que a Jesucristo, y éste, crucificado. Y a la verdad, ¿en qué libro podemos aprender mejor la ciencia de los Santos, que consiste en amar a Dios, mejor que en Jesús crucificado?
El gran siervo de Dios Fray Bernando de Corleón, religioso capuchino, no sabía leer; al ver que sus hermanos de religión le querían enseñar, Bernardo pidió consejo al Crucifijo, y Jesucristo desde la cruz le respondió: “Te sobran los libros; no te hacen falta lecturas; Yo soy libro abierto donde puedes leer de continuo el amor que te he manifestado”. El asunto más grande y más digno de nuestra meditación durante la vida y por toda la eternidad es la muerte de un Dios por amor del hombre.
(El amor del alma, S. Alfonso Mª de Ligorio)
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