Nº 1 por Irene Martínez, maestra.
“¿No puedo hacer
yo con vosotros, casa de Israel, lo mismo que este alfarero? Mirad que como el
barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, casa de Israel” (Jr 18,6).
Al igual que el alfarero moldea el barro dándole la
forma que busca, así de moldeables son las almas de los niños. Por eso, desde la más tierna infancia es
necesario ir moldeando el alma de cada niño a través de la educación.
Hay miles de definiciones sobre el término educar
pero nos quedamos con una definición de Santo Tomás en la que nos habla de la
educación como “la promoción del alumno al estado de
perfección en tanto hombre, es decir al estado de virtud”.
Si cada uno
pensamos qué queremos de nuestros familiares, amigos o de nosotros mismos
llegaríamos a la misma conclusión: llegar a ser personas virtuosas. Ser
fuertes, nobles, ordenados … Las virtudes humanas son el cimiento sólido y
fuerte sobre el que se construirá el edificio sobrenatural de nuestra vida.
“Las virtudes humanas son actitudes
firmes, disposiciones estables, perfecciones habituales del entendimiento y de
la voluntad que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían
nuestra conducta según la razón y la fe. Proporcionan facilidad, dominio y gozo
para llevar una vida moralmente buena. El hombre virtuoso es el que practica
libremente el bien” (Catecismo 1804).
La virtud es aquello que nos encanta encontrar en
los demás para con nosotros pero que nos cuesta muchísimo desarrollarlo en la
propia vida. Por ello, debemos luchar para superarnos respecto a estas
virtudes. Las virtudes son esenciales para que cumplamos el fin por el que
hemos nacido. Y sólo a través de ellas, poseeremos de modo humano la felicidad
que interiormente el hombre desea y conseguiremos ser hijos responsables de
Dios
En esta sección del blog Alegraos se irán
proponiendo algunas pautas para el desarrollo de las virtudes. No conviene
poner muchos objetivos a la vez ni abandonar los propuestos. Sin embargo, es
muy necesario que cada uno adapte los consejos que irán dando a tiempos,
edades, lugares y circunstancias.
Es muy importante ser constantes y perseverantes en
la adquisición de las mismas porque las virtudes son como ya hemos dicho de
otra manera, un hábito operativo bueno que se adquiere por repetición. Ánimo y adelante… y siempre hay que tener presente que la
mejor predicación y enseñanza es el ejemplo.
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