lunes, 26 de octubre de 2015

Nº 1. Las virtudes


Nº 1 por Irene Martínez, maestra.

“¿No puedo hacer yo con vosotros, casa de Israel, lo mismo que este alfarero? Mirad que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, casa de Israel” (Jr 18,6).


Al igual que el alfarero moldea el barro dándole la forma que busca, así de moldeables son las almas de los niños.  Por eso, desde la más tierna infancia es necesario ir moldeando el alma de cada niño a través de la educación. 


Hay miles de definiciones sobre el término educar pero nos quedamos con una definición de Santo Tomás en la que nos habla de la educación como “la promoción del alumno al estado de perfección en tanto hombre, es decir al estado de virtud”.

Si cada uno pensamos qué queremos de nuestros familiares, amigos o de nosotros mismos llegaríamos a la misma conclusión: llegar a ser personas virtuosas. Ser fuertes, nobles, ordenados … Las virtudes humanas son el cimiento sólido y fuerte sobre el que se construirá el edificio sobrenatural de nuestra vida.


“Las virtudes humanas son actitudes firmes, disposiciones estables, perfecciones habituales del entendimiento y de la voluntad que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían nuestra conducta según la razón y la fe. Proporcionan facilidad, dominio y gozo para llevar una vida moralmente buena. El hombre virtuoso es el que practica libremente el bien” (Catecismo 1804). 

La virtud es aquello que nos encanta encontrar en los demás para con nosotros pero que nos cuesta muchísimo desarrollarlo en la propia vida. Por ello, debemos luchar para superarnos respecto a estas virtudes. Las virtudes son esenciales para que cumplamos el fin por el que hemos nacido. Y sólo a través de ellas, poseeremos de modo humano la felicidad que interiormente el hombre desea y conseguiremos ser hijos responsables de Dios


En esta sección del blog Alegraos se irán proponiendo algunas pautas para el desarrollo de las virtudes. No conviene poner muchos objetivos a la vez ni abandonar los propuestos. Sin embargo, es muy necesario que cada uno adapte los consejos que irán dando a tiempos, edades, lugares y circunstancias.


Es muy importante ser constantes y perseverantes en la adquisición de las mismas porque las virtudes son como ya hemos dicho de otra manera, un hábito operativo bueno que se adquiere por repetición. Ánimo y adelante… y siempre hay que tener presente que la mejor predicación y enseñanza es el ejemplo. 

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