lunes, 22 de abril de 2019

El camino de la vida. Hablando claro (1ª parte)



HABLANDO CLARO… QUE A VECES HASTA CONVIENE, PORQUE OBRAS SON AMORES Y NO BUENAS RAZONES       (1ª parte)


Por Alfonso González, médico de familia      



La vida cristiana es realmente auténtica cuando se logra incorporar la doctrina de Cristo a la propia vida. Es una obviedad que nuestro comportamiento es realmente cristiano cuando, entre otras cosas (y quiero subrayar lo de "entre otras cosas"), es apostólico. No hay dispensas para el apostolado. Y antes de seguir, definamos sencillamente lo que es el apostolado, porque en el mundo en el que vivimos donde una cosa es “lo que me apetece o conviene”, resulta imprescindible delimitar términos para que no acabe significando cualquier cosa. Apostolado, de forma muy sencilla y minimalista, podemos decir que es llevar las almas a Cristo; el apostolado es la participación en la función salvadora de la Iglesia. Sólo somos cristianos si tratamos de amar de verdad a Dios y al prójimo por amor a Dios. Y no es posible separar estos dos amores porque lo que el Señor quiere es la bienaventuranza, la dicha de todos los hombres. Si de verdad queremos al Señor amaremos lo que quiere que no es otra cosa que todos los hombres nos salvemos y que lleguemos al conocimiento de la Verdad, y que en esta vida seamos en todos los aspectos aquello para lo que fuimos creados. 

El apostolado, por lo tanto, no depende del carácter, del tiempo, de los años, la salud, del ambiente, de las ocasiones o del entusiasmo de un momento. El apostolado se alimenta del amor. “El apostolado no precisa hombros de gigante, sino pecho enamorado y aficionado al servicio del Señor”

El celo apostólico es manifestación del Amor a Dios y, como consecuencia, sigue los caminos del amor. El que sólo realiza apostolado de cuando en cuando significa que ama a Dios también de vez en cuando. El que está locamente enamorado hace apostolado a todas horas, siempre, directo y personal, a tiempo y a destiempo… es la exigencia del amor, la difusión… y cuántas veces hemos oído aquella sentencia de S. Agustín de que “la medida del amor es amar sin medida”. Apliquemos entonces cuál debería ser la medida del celo apostólico y encontraremos dónde nos encontramos en el Amor a Dios. El apostolado es la exigencia gozosa de un corazón en el que Dios reina y en el que el mandato misionero del Señor “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio” resuena con alegría y gozo. No creo equivocarme si digo que un cristiano sin celo apostólico, gozoso de poder anunciar el Evangelio, aún en medio de dificultades, es un cristiano mediocre. 

Y aquí comienza el primer problema, la primera máxima del mundo, que quieren hacernos creer: “Sin exagerar, y sin pasarse, que yo tengo mi vida”. Tengo que reconocer que cada vez que expresiones similares llegan a mis oídos pues causan no sólo un escándalo, sobre todo cuando las pronuncian personas consagradas, sacerdotes, miembros de movimientos de apostolado seglar, etc…, sino en muchas ocasiones una indignación no leve, porque me parece que todavía no hemos comprendido nada. 

¡Sin exagerar!, sí claro, sin exagerar, ¿eso es lo más cristiano que debe haber?,… y uno ve todos los días a Cristo en la Cruz, y en serio nos puede parecer cristiano eso de “sin exagerar”, pues debe ser que El Maestro se nos pasó “siete pueblos”, que se suele decir. Más bien lo que suele pasar es que miramos poco a Cristo crucificado. Y ya cuando se empiezan a vislumbrar palabras como “explotación” o “quiero tiempo para mí”... en almas consagradas… pues ya mi asombro es algo más que mayúsculo..., porque, ¿no es nuestro modelo la Stma. Virgen y dice entre otras cosas “He aquí la esclava del Señor”? Y si vemos la vida de cualquier santo observamos que su vida es un morir literalmente por Dios y las almas…¿locura lo llama el mundo actual? Amor a Dios en realidad es lo que es… Y pongamos un ejemplo de todos los días que vamos a comprender adecuadamente y que no es otro que el amor de una madre por su hijo… ¿hasta dónde está dispuesta? A morir gustosa por su hijo… y ¿qué es más digno de amar, una criatura o Dios que es la bondad infinita? 

Y, si me permiten el comentario, y a pesar de “salirme un poco del tema” ya lo que suena ridículo es cuando empiezan a escucharse eso de “eres un ultracatólico”, o eres un “conservador”, “extremista” o adjetivos similares. Entonces es cuando me vienen de forma espontánea a la mente aquellas palabras del Señor que nos dice, “Cielo y tierra pasarán, mis palabras no pasarán”… Acuden entonces a mi mente unas palabras de un antiguo profesor que cuando las dijo me parecieron un poco exageradas pero que experimento cada día que va a tener algo de razón… Esas palabras no eran otras que “en este mundo son tontos todos los que lo parecen y la mitad de los que no lo parecen”… O se es católico o no se es católico… Eso de ser mucho o poco es una de las grandes memeces de los tiempos que vivimos. Y sería motivo de risa si no se tratara de que con estas cosas “se juega” con la salvación eterna de las almas, que es cuestión que parece que hemos olvidado. Nuestro camino en esta vida es un peregrinar hasta la Patria Celeste, hacia el Cielo, donde por la gracia de Dios esperamos llegar todos, pero para llegar hay que ponerse en camino, claro está.



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