Nº 5 por Manuel García, sacerdote
LOS CUATRO AMORES
C.S. Lewis
Como resumen del libro diría que no es fácil de leer. Aunque leyendo despacio se pueden ver grandes intuiciones sobre el amor humano y el amor divino.
Comienza con la siguiente frase que resume todo el libro: “que nuestros afectos no nos den la muerte, pero que tampoco mueran”. Porque es importante que nuestros afectos no nos “traicionen” porque el hombre de afectos desordenados puede terminar siendo esclavo de los mismos. Pero también es importante que nuestros afectos, que pueden traicionarnos, no mueran dentro de nosotros, sino que se ordenen.
El autor de las Crónicas de Narnia nos habla de los diferentes tipos de amores que tiene el ser humano: el afecto, la amistad, el eros y la Caridad (el Amor de Dios).
En el desarrollo del libro va desgranando cómo es cada uno de estos amores, la relación que tienen unos con otros, su lógica interna y sobre todo, muy agudamente, discierne en qué momentos cada uno de estos amores se puede corromper dándonos así la muerte en nosotros de algo que es esencial en la vida de todo ser humano: el amor.
El autor considera que tanto el afecto humano, como la amistad o el eros (al que Lewis define como la clase de amor en el que están los enamorados) no se pueden desarrollar bien por sí mismos, hay demasiados obstáculos y el amor propio los adultera fácilmente.
A mi juicio este es una de las cosas más interesantes que tiene el libro. Lewis describe cada uno de los amores y los momentos donde cada uno de esos amores se corrompe, siempre bajo capa de amar más o buscar el bien.
El remedio para que los diferentes amores que tenemos no nos traicionen y puedan crecer sanos en el ser humano es la Caridad, es decir el Amor de Dios. Sólo el Amor de Dios es capaz de ordenar y dirigir siempre hacia su verdadero fin los distintos amores del hombre.
Juan Pablo II decía que el hombre sólo se realiza en el don sincero de si mismo, es decir en el amor. Pero para amar hay que saber amar. No todo el mundo sabe y no saber es la muerte de la persona, no física, pero sí a la felicidad. En saber amar es donde se juega la vida todo ser humano; quien lo comprende y lo lleva a la práctica será feliz y podrá ser santo, quien no será desgraciado el resto de sus días y tal vez no sabrá por qué.
El amor nos expone a sacrificios, a renuncias y a sufrimientos inevitables, pero son necesarios para que la persona pueda crecer. Es mejor asumir esos sufrimientos pues no amar condena al hombre a la infelicidad. En palabras del autor: "El único lugar fuera del cielo donde se puede estar perfectamente a salvo de los peligros y perturbaciones del amor es el infierno".
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