Nº 4 por Irene Martínez, maestra.
LA LABORIOSIDAD
La laboriosidad es una virtud que consiste en trabajar con empeño, con constancia y siempre recurriendo a Dios a través de la oración para obtener frutos.
Para trabajar bien en primer lugar es necesario querer, pero también es muy importante saber hacerlo. Por ello, hay que guiarles en el trabajo que queremos que realicen. Que sepan qué queremos conseguir y darle pautas sencillas para que lo puedan llevar a cabo.
Es importante que los profesores conozcan a cada uno de sus alumnos y que los padres conozcan a cada uno de sus hijos. Saber qué se le puede pedir a cada uno y hasta dónde, cómo lo puede hacer cada uno y en qué necesitarán más ayuda por nuestra parte.
Es necesario que se vayan acostumbrando a terminar todo aquello que han empezado. Para ello, somos nosotros los que les tenemos que ayudar en ejercitar la constancia, para que terminen y sobre todo, para que sean capaces de hacerlo afrontando las dificultades que les surjan.
Una vez que han realizado aquella meta propuesta debemos exigirles metas de mejora. Hay que ayudarles a que vean que cada vez lo pueden hacer mejor y que con su esfuerzo serán capaces. Es necesario acompañarles con nuestro ánimo y nuestra paciencia.
Y para terminar, una historia:
“La gran noticia de aquel día fue la puesta en libertad del mejor gánster canadiense. Su captura, después de muchos años de atracos multimillonarios, fue realmente laboriosa, pero un fallo minúsculo de un ayudante dio con sus huesos en la cárcel: el cómplice se había presentado con poco combustible y, en la persecución que le hicieron después del atraco, se paró el coche y los apresó la policía.
El día de su puesta en libertad se preparó una entrevista en un canal de televisión a una hora de gran audiencia. Una de las preguntas fue particularmente interesante.
- Su fama como gánster se debe a la cantidad de éxitos que alcanzó, pero seguramente también cometió fallos… ¿Cuál es el error del que se arrepiente más?
- El de haber trabajado con aficionados; a veces llegaban unos segundos tarde, otros querían fumar, alguno se presentaba con zapatos chirriantes o, como ocurrió el día de mi detención, no llenaban el depósito de gasolina… Son pequeños detalles que, tarde o temprano, conducen al fracaso. “
Fuente:
Jiménez, E. (2013): Héroes y heroínas de las virtudes humanas. Palabra
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