miércoles, 5 de marzo de 2014

"El ayuno limpia el alma, eleva la mente, sujeta la carne al espíritu, hace al corazón contrito y humilde, disipa las nubes de la concupiscencia, apaga el fuego de la lujuria, y enciende la luz verdadera de la castidad. Entra de nuevo en tí mismo" (San Agustín)


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