domingo, 9 de febrero de 2020

San Pablo a los gálatas, ¡siempre tan oportuno!






Carta a los Gálatas 1,1-12


Pablo, apóstol no por disposición humana, ni por intervención de hombre alguno sino por designio de Jesucristo y de Dios Padre que lo resucitó de entre los muertos, junto con todos los hermanos que están conmigo, a las iglesias de Galacia. Gracia y paz para vosotros de parte de Dios nuestro Padre y de Jesucristo, el Señor, que entregó su vida para liberarnos de nuestros pecados y de la perversión de este mundo, conforme a lo dispuesto por Dios, nuestro Padre, a quien pertenece la gloria por siempre. Amén.

No salgo de mi asombro al ver qué pronto habéis abandonado a quien os llamó mediante la gracia de Cristo y con qué rapidez habéis abrazado otro evangelio. Pero no hay otro evangelio. Lo que pasa es que algunos están desconcertándoos e intenta manipular el evangelio de Cristo. Pues sea maldito cualquiera –yo o incluso un ángel del cielo—que os anuncie un evangelio distinto del que yo os anuncié. Ya os lo dije y ahora os lo repito: si alguno os anuncia un evangelio distinto del que habéis recibido, ¡caiga sobre él la maldición!

Porque, vamos a ver: ¿busco yo ahora el favor de los hombres o el de Dios? ¿Trato acaso de agradar a los hombres? Si todavía tratara de agradar a los hombres no sería siervo de Cristo.

Quiero que sepáis, hermanos, que el evangelio anunciado por mí no es una invención de hombres, pues no lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno; Jesucristo es quien me lo ha revelado.



No hay comentarios:

Publicar un comentario