Nº 4 por Manuel García, sacerdote.
CÓMO LA IGLESIA CONSTRUYÓ
LA CIVILIZACIÓN OCCIDENTAL
Thomas E. Woods
Thomas E. Woods
Durante décadas se ha acusado a la Iglesia Católica de haber sido la culpable. ¿De qué? En muchas ocasiones no sabemos exactamente de qué porque las acusaciones son tan faltas de rigor como los que las realizan. Pero lo cierto es que en muchos ambientes a la Iglesia se la ha hecho culpable a base de falacias: que si el caso Galileo, que si la oscurantista Edad Media, que si apoyar la opresión de los indios del nuevo mundo, las torturas de la Inquisición.
Toda una leyenda negra, a la que los españoles estamos especialmente inclinados, que mancha la imagen de la Iglesia, esposa de Cristo.
Toda una leyenda negra, a la que los españoles estamos especialmente inclinados, que mancha la imagen de la Iglesia, esposa de Cristo.
Recordemos que la Iglesia católica, instituida por Cristo como lugar donde encontrar la verdad sobre Dios, es santa pero también pecadora. La Iglesia es santa porque da, a los que lo quieren acoger, los sacramentos, la vida de Dios para que el hombre pueda alimentar su alma, la parte más necesitada de alimento. Pero es pecadora porque está formada por todos los católicos que somos pecadores, como el resto de los hombres. Todos los hombres pecan, porque todos están heridos por el pecado original y todos los hombres en momentos de sus vidas caen y se llenan de soberbia, lujuria, orgullo, vanidad, pereza… Es la condición humana que no puede separarse de la verdad sobre el hombre: todo hombre está inclinado al mal. Y tiene que luchar contra el mal.
Partiendo de esta realidad el libro que esta semana aconsejamos es una apología de cómo la Iglesia católica ha sido capaz de construir lo mejor que tiene occidente. La Universidad, los centros gratuitos de asistencia social, el pensamiento, la cultura, el arte, el derecho natural e internacional, la ciencia. Son todo logros de la humanidad que le deben sus inicios y muchos de los grandes descubrimientos en el pensamiento y en la ciencia a la Iglesia como institución y a personas profundamente creyentes de todos los estratos sociales, desde un fraile como Rooger Bacon, un sacerdote católico como Copérnico o laicos como Kepler, Pasteur, Gauss o Cauchy… Lejos de obstaculizar el progreso de la ciencia, las ideas cristianas han contribuido a hacerlo posible.
Lo mismo sucede en el campo de la Universidad y enseñanzas básicas. De lo que hoy nuestra sociedad se siente tan orgullosa no es sino un reflejo de lo que en el s. XIII la Iglesia Católica promovía en todo el mundo conocido.
A nadie se le escapa y no es discutido que cuanto mayor ha sido la influencia de la Iglesia sobre la sociedad, ésta, con todos los defectos que podían tener los individuos particulares, ha alcanzado las mayores cotas en el arte, la caridad, el estudio, la ciencia y el derecho. Tenemos un claro ejemplo en el siglo de oro español. La época en que más y más grandes santos hubo fue la época en que florecieron las letras, el arte, la teología, la filosofía y el derecho.
El libro nos muestra así el verdadero rostro de la historia de la Iglesia, una historia llena de luz para la humanidad; comenzando por la labor callada de los monjes de monasterios, salvadores de la cultura en su callada labor de copistas, el desarrollo del arte, la arquitectura, la ciencia; el esmerado ejercicio de la Caridad entendida como amor desinteresado y gratuito, la moral, la economía o el derecho.
Lo mismo sucede en el campo de la Universidad y enseñanzas básicas. De lo que hoy nuestra sociedad se siente tan orgullosa no es sino un reflejo de lo que en el s. XIII la Iglesia Católica promovía en todo el mundo conocido.
A nadie se le escapa y no es discutido que cuanto mayor ha sido la influencia de la Iglesia sobre la sociedad, ésta, con todos los defectos que podían tener los individuos particulares, ha alcanzado las mayores cotas en el arte, la caridad, el estudio, la ciencia y el derecho. Tenemos un claro ejemplo en el siglo de oro español. La época en que más y más grandes santos hubo fue la época en que florecieron las letras, el arte, la teología, la filosofía y el derecho.
El libro nos muestra así el verdadero rostro de la historia de la Iglesia, una historia llena de luz para la humanidad; comenzando por la labor callada de los monjes de monasterios, salvadores de la cultura en su callada labor de copistas, el desarrollo del arte, la arquitectura, la ciencia; el esmerado ejercicio de la Caridad entendida como amor desinteresado y gratuito, la moral, la economía o el derecho.
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