sábado, 13 de febrero de 2016

Nº 3 Toma y lee: El elogio de la conciencia, Joseph Ratzinger


Nº 3 por Manuel García, sacerdote.

EL ELOGIO DE LA CONCIENCIA
Joseph Ratzinger

En ese libro se reúnen una serie de artículos del cardenal Joseph Ratzinger, uno de los más grandes pensadores de la segunda mitad el siglo XX.

Aborda, de forma muy inteligente, temas tan distintos como la conciencia, la dignidad de la persona, el relativismo, los orígenes del hedonismo y materialismo imperante, la ley positiva, la democracia, el estado y la búsqueda de la verdad.

El nexo común a todos estos temas gira en torno a la capacidad de todo hombre de alcanzar conocer la verdad y de ser felices viviendo de acuerdo con ella. Elegimos uno de los textos de su conferencia como muestra del bien que produce en el hombre acercarse a la verdad:

“La verdad libera al hombre del aislamiento y de las oposiciones en las que se encuentran encerrados por la ignorancia de la verdad, y al abrirles el camino hacia Dios, une a unos con otros.” 


El libro es una llamada de atención y una lucha leal contra una sociedad que promueve un mundo sin Dios en el que el hombre es un producto fallido, y no una criatura de Dios amada en sí misa, donde la verdad es inaccesible, la libertad sólo puede ser arbitraria y la conciencia una instancia encerrada en sí misma sin ninguna apertura a la trascendencia. 

Todo ello lleva a los hombres de nuestra época a tener una conciencia errónea, viviendo, aún inconscientemente en el pecado y un silenciar en el hombre todo lo que le recuerde la necesidad de buscar la verdad. El fruto de esta forma de vivir es el relativismo moral que lleva irremediablemente a una existencia angustiosa del ser humano. 

En cambio, Jospeh Ratzinger, aboga por que el hombre reconozca su condición de criatura, creada a imagen y semejanza de Dios, para que unido a la verdad pueda tener una conciencia delicada que busque y se forme en la contemplación y conocimiento de la verdad, pues ésta no le supondrá una carga imposible de llevar, sino que le dará luz y la fuerza de Dios para poder ser auténticamente libre y realizarse como la verdad de su ser: creado a imagen y semejanza de Dios. 


En efecto, Cristo que es la Verdad en persona, es a la vez reconciliación y perdón que nos transforma más allá de nuestras capacidades. Sólo en la contemplación de la verdad plena el hombre percibe que el mensaje cristiano no es un yugo, es decir un conjunto de leyes morales difíciles de cumplir y que hacen pesada la existencia. Con Cristo el yugo de la verdad se vuelve ligero puesto que la Verdad ha venido y nos ha amado y quemado nuestras culpas en su amor. 

“La vía empinada y ardua que conduce a la verdad y al bien no es una vía cómoda. Constituye todo un desafío para el hombre. Pero, eso sí, lo que no libera es permanecer tranquilamente encerrados en sí mismos; es más, al obrar así, uno se deforma y se pierde. Al escalar las alturas del bien, el hombre descubre cada vez más la belleza que se oculta en la ardua fatiga por alcanzar la verdad y descubre también que justamente en la verdad se encuentra su redención”.

“Un hombre de conciencia jamás compra el bienestar, el éxito, la consideración social y la aprobación de la opinión pública dominante, renunciando a la verdad”.

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