sábado, 1 de febrero de 2014

El origen del Universo - Fundamentos (2)

Continuamos exponiendo los fundamentos que nos van a servir para hablar del origen del Universo y que comenzamos en esta entrada.





RELACIÓN ENTRE CIENCIA, FILOSOFÍA Y FE

La realidad de cuanto existe, y en concreto el origen del Universo, pueden ser estudiados mediante diversos modos de conocer, cuyos ámbitos y métodos están separados y son complementarios: la Ciencia es un conocimiento que se basa en la experimentación y en la medida, y por tanto sólo nos describe las propiedades y actividades de la materia; mientras que la Filosofía trata de cuestiones que van más allá de la Física, principalmente las de causalidad (¿por qué?), finalidad (¿para qué?) y esencia (¿qué es?), preguntas que no pueden reducirse a un experimento ni a una medida, y que caen, por tanto, fuera del ámbito científico, que sólo responde al ¿cómo?; y la Teología (la Fe) nos enseña las cosas que tienen que ver con la vida íntima de Dios y sus planes para con nosotros, que conocemos a través de la Revelación.

Así pues, no puede haber conflicto entre Ciencia y Filosofía, pues esta última responde a preguntas que caen más allá del campo de la primera. Tampoco puede haber conflicto entre la Filosofía y la Fe, ya que la razón no sólo no va en contra de la Revelación de Dios, sino que la confirma. Y, lo más importante, no puede haber conflicto entre Ciencia y Fe, a no ser que uno crea que la Fe le va a enseñar Física, o que la Física le va a demostrar verdades de la Fe. Por eso, en épocas pasadas, cuando se pensaba que tal vez la Biblia nos enseñaba Física y Astronomía, entonces había problemas. Por ejemplo, hace un poco más de 150 años, hubo un obispo protestante en Irlanda que quiso decir cuándo había sido creado el Universo, y como no tenía base científica para hacer el cálculo, se fue a la Biblia; empezó a calcular las edades de todos los Patriarcas, y con gran entusiasmo llegó a la conclusión de que el Universo fue creado a las 10 en punto a.m. de un 8 de octubre del año 4.004 antes de Cristo, edad mucho menor que la de la mayoría de los fósiles de generaciones de vivientes, algunos de los cuales corresponden a una época de hace 3.500 millones de años. Pero como decía ya un cardenal, hablando del caso de Galileo, la Biblia nos enseña «no cómo van los cielos, sino cómo se va al Cielo». También hay gente que piensa que la Ciencia tiene que explicarlo todo; no es verdad tampoco, como ya vimos.


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